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Nuestras primeras observaciones frente al problema.

  • Daniela Caicedo.
  • 31 ago 2017
  • 3 Min. de lectura

La mayoría de instituciones educativas intentan abordar el tema de la sexualidad con el fin de educar a sus estudiantes, de guiarlos a través de un camino de prevención y responsabilidad. Pero nos encontramos con que dicha educación frente a esto es en extremo repetitiva. Siempre se abarcan temas que muchos estudiantes saben o mínimamente han escuchado, el procedimiento es el mismo y lo más preocupante la innovación con la que se tratan los diferentes puntos a los que nos arroja la temática es mínima. Como consecuencia se torna monótono, cada vez los alumnos prestan menos atención y prefieren experimentar por ellos mismos antes de preguntar a un docente o en el peor de los casos, que lamentablemente es ya demasiado común, buscar fuentes de información poco confiables y que posiblemente los direccionen en un camino erróneo.

Otro problema referente a este tema es que muchos de ellos no están al tanto de lo que verdaderamente sucede en su cuerpo. Por eso, si un alumno no es conocedor de su propia fisiología, no podemos pedir que exista en él una nimia muestra de respeto por sí mismo y mucho menos por otro. Hemos relacionado este tema de falta de conocimiento con algo que, como estudiantes hemos observado y oído entre muchos de nuestros compañeros, con la falta de confianza al momento de expresarse. La preocupación es la enorme represión que muchos demuestran, quizás si un joven habla con otro, que previamente esté capacitado para escucharlo y aconsejarlo, la desinformación sería menor. La confianza con la que expresaran sus dudas será mucho mayor que cuando lo hacen frente a un maestro puesto que la mayoría los ve a ellos más como una figura de autoridad que como una fuente de conocimiento que los pueda guiar, o en otros casos muchos no se atreven a hablar frente a una clase entera por temor a ser juzgados y posteriormente rechazados. Este punto nos llevó a reflexionar también sobre las múltiples maneras en las que muchos son presionados a adoptar posturas que no les pertenecen realmente e incluso como se ha visto en varios casos a iniciar su vida sexual a edad temprana sin tener la madurez necesaria para afrontarla.

La mayoría de instituciones educativas intentan abordar el tema de la sexualidad con el fin de educar a sus estudiantes, de guiarlos a través de un camino de prevención y responsabilidad. Pero nos encontramos con que dicha educación frente a esto es en extremo repetitiva. Siempre se abarcan temas que muchos estudiantes saben o mínimamente han escuchado, el procedimiento es el mismo y lo más preocupante la innovación con la que se tratan los diferentes puntos a los que nos arroja la temática es mínima. Como consecuencia se torna monótono, cada vez los alumnos prestan menos atención y prefieren experimentar por ellos mismos antes de preguntar a un docente o en el peor de los casos, que lamentablemente es ya demasiado común, buscar fuentes de información poco confiables y que posiblemente los direccionen en un camino erróneo.

Otro problema referente a este tema es que muchos de ellos no están al tanto de lo que verdaderamente sucede en su cuerpo. Por eso, si un alumno no es conocedor de su propia fisiología, no podemos pedir que exista en él una nimia muestra de respeto por sí mismo y mucho menos por otro. Hemos relacionado este tema de falta de conocimiento con algo que, como estudiantes hemos observado y oído entre muchos de nuestros compañeros, con la falta de confianza al momento de expresarse. La preocupación es la enorme represión que muchos demuestran, quizás si un joven habla con otro, que previamente esté capacitado para escucharlo y aconsejarlo, la desinformación sería menor. La confianza con la que expresaran sus dudas será mucho mayor que cuando lo hacen frente a un maestro puesto que la mayoría los ve a ellos más como una figura de autoridad que como una fuente de conocimiento que los pueda guiar, o en otros casos muchos no se atreven a hablar frente a una clase entera por temor a ser juzgados y posteriormente rechazados. Este punto nos llevó a reflexionar también sobre las múltiples maneras en las que muchos son presionados a adoptar posturas que no les pertenecen realmente e incluso como se ha visto en varios casos a iniciar su vida sexual a edad temprana sin tener la madurez necesaria para afrontarla.

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